María Pentecostés,
cuando la Iglesia aún era
pobre y libre
como el viento del Espíritu.
María de Pentecostés
cuando el fuego del Espíritu
era la ley de la Iglesia.
María de Penteostés
cuando los doce exibian
el poder del testimonio.
María de Pentecostés,
cuando era toda la Iglesia
Boca del Resucitado.
(Pedro
Casaldáliga. Llena de Dios y tan nuestra)