San Agustín nos habla del Espíritu Santo.
¿Cómo se puede decir que el Espíritu Santo gime? Siendo que goza con el Padre y el Hijo de una eterna, perfecta felicidad?
Porque el Espíritu Santo es Dios. Como es Dios el Hijo y es Dios el Padre. El Espíritu Santo no gime en sí mismo ni dentro de sí mismo en aquella Trinidad, en aquella felicidad, en aquella eternidad de sustancia; gime en nosotros porque nos hace gemir.
No es poca cosa lo que nos enseña el Espíritu Santo. Nos insinúa que somos peregrinos y nos enseña a suspirar por la patria, y los gemidos son esos mismos suspiros.
(Tratado sobre el Evangelio de San Juan 74, 2)
Una reflexión que hace revisar el alma y desear esos sentimientos.Cariños
ResponderEliminarSuspiramos por felicidad y por tristeza, los suspiros descargan nuestra alma del peso de los sentimientos que nos embargan, un abrazo!
ResponderEliminarHermosa reflexión.
ResponderEliminarPaso a saludarte deseando que siempre experimentes paz dentro de ti, que confíes que te encuentras exactamente donde debes estar, que no olvides las posibilidades infinitas que nacen de la confianza en ti misma y en otras/os, que utilices los dones que has recibido y que transmitas a otras/os el amor que se te ha dado. Deseo que estés feliz contigo misma/o por lo que eres. Deja esta sabiduría asentarse en tus huesos y deja a tu alma cantar, bailar y amar, libremente. La posibilidad de ser ser feliz es para cada uno de nosotros.
Mis mejores deseo para ti y feliz fin de semana. Pasa por mi rinconcito de recuerdos quiero compartir contigo el Premio Mejores Blogs.
Un fuerte abrazo.
Muy buena lección y pensamiento. Bonito blog. Un abrazo
ResponderEliminarEs precioso y evangelizador. Dentro de poquito será Pentecostés, y al Domingo siguiente la Santísima Trinidad. Padre, Hijo y Espíritu Santo, todo hermosura. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amiga.
ResponderEliminarMuy buena lección y pensamiento. Bonito blog. Un abrazo
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