Revisando mis papeles de
catequesis he remozado algunos recuerdos que tenía olvidados. Por ejemplo que
la práctica de la cuaresma comenzó en el siglo IV. Era un tiempo de penitencia
y de renovación a la que se ayudaba con
el ayuno y la penitencia. Era un
rito que se seguía rigurosamente.
Los cuarenta días recuerdan los
cuarenta días del diluvio, los cuarenta días de Moisés y Elías en la montaña y
los cuarenta días de Jesús en el desierto. La cifra cuarenta es en la Biblia un
número simbólico.
Hoy la forma de vida y los cambios en la Iglesia han aligerado
tanta rigurosidad, pero se sigue conservando el espíritu penitencial y el deseo
de conversión.
Recuerdo un sacerdote que preguntaba: ¿qué te duele más, dejar de
fumar por cuarenta días o no comer carne los viernes?
Fumar, respondía la mayoría.
Entonces no fumes y ofrece al Señor el sacrificio.
Visita al enfermo, en especial a ese que no soportas y serás una
sonrisa ante nuestro Señor.
Y agregaba:
Cumplir ritos por costumbre, no nos ayuda a crecer como
cristianos, debemos esforzarnos en hacer
aquello que más nos cuesta y hacerlo pensando en la gloria de Dios.
Buena semana de cuaresma.
Buena Semana, Isabel y Rosa, un abrazo!
ResponderEliminarHe sido catequista durante 15 años y también estoy de acuerdo en lo que dices........Besicos
ResponderEliminarIsabel, acertado y profundo pensamiento nos dejas, amiga...La Cuaresma es un tiempo de reflexión, de entrega y de purificación...Mi gratitud y mi abrazo inmenso por tu buen hacer,amiga.
ResponderEliminarFeliz Cuaresma para ti.
M.Jesús
Hola Isabel, la Iglesia como Madre dispuso en cuaresma la penitencia y los ayunos para caminar a una conversión, cierto que se ha mitigado mucho desde el siglo IV, pero aún hay Ordenes religiosas, sobre todo de clausura papal que lo conservan rigurosamente.
ResponderEliminarPersonalmente prefiero un equilibrio en la vida cristiana, hacer los sacrificios de caprichos que se nos presentan cada día de mil formas, de esta forma, mantenemos vivo el deseo de mirar a Dios bien despiertos a nuestras apetencias y anularlas de nuestra vida cada día.
Un gran abrazo y feliz Semana Santa.
Sor.Cecilia