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viernes, 13 de abril de 2012

Chicos de la calle.


CHICOS DE LA CALLE.

Un encuentro de catequesis con chicos de la calle, suele ser difícil. En ciertos momentos, la alegría y el desorden ganan la situación.
Al no tener contención en sus casas ni conocimiento sobre lo que está bien o mal, desconocen el respeto a la palabra de Dios y se hace complicado hablar con ellos. Muchos de ellos, llegan al hogar de día, sin haber escuchado nunca la palabra; Cristo. Son tierra sin arar, vírgenes de Dios y cargando en sus mochilas castigos, maltrato y peores dramas.

Una mañana me sucedió una anécdota que aún hoy a pesar del tiempo me hace sonreír.
Les pido que habiendo leído la situación del grupo, imaginen a una catequista, frente a quince chicos adolescentes. Con un ayudante de diecisiete años y con el mismo origen; la calle.

“Habíamos comenzado el encuentro de catequesis y no lograba controlarlos, se movían, hablaban, otros gritaban. Me puse de pie y pedí varias veces silencio, imposible de conseguir. Me paré frente a ellos, sin decir palabra, los miraba. Algunos entendieron el mensaje, otros continuaron con el alboroto.
El ayudante, Matías, grito: ¡¡Cállense la boca!! y agregó unas palabrotas imposible de transmitir aquí.
Se hizo silencio.
Yo, horrorizada miré a Matías y le dije:
—¡Matías, esa no es forma de hablar…!
—Rosa esa es la única forma que se calman, mire, todos en silencio…
Era cierto, estaban callados.
—Es el idioma que entienden —dijo Matías— el que hablan en sus casas”.
Recordé a Jesús enojado con los mercaderes del templo y pensé que a veces es necesario gritar y hacerse oír,sin malas palabras, se entiende. Y aunque parezca extraño, desde ese día, no tuve necesidad de volver a enojarme, si hablaban demasiado, les preguntaba:
—¿Llamo a Matías para que los haga callar?
—¡Noooooo…! —era la respuesta.

miércoles, 4 de abril de 2012

Carpintero.



Carpintero, carpintero
Que modelas la madera
Modela mi corazón
Que le broten hojas nuevas.
Es tu obediencia al padre
Lo que me admira de ti,
Carpintero dame fuerzas
Que silencien mi dolor
Que florezcan en amor
Las penas que llevo en mí.