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miércoles, 27 de junio de 2012

Visitas Marianas.


Virgen de la Medalla Milagrosa.











Se acostumbra en nuestro barrio hacer una visita Mariana, una forma de misionar y llegar a las familias. De una de ellas les quiero contar una experiencia, y de cómo Dios nos lleva sin que nos demos cuenta.
Un grupo de personas entre las que me encontraba, fue destinado a visitar las familias de una Villa de emergencia. Para los que no saben qué es, les cuento que es un barrio de casas precarias sin asfalto y dónde la miseria se encuentra en cada esquina.
Un día algo surgió que nadie pudo acompañarme. Cercana a la villa vivía una abuela, doña Manuela, que conocía y siempre nos daba una mano cuando alguien faltaba. Pero ese día, ella no pudo acompañarme. Así que me fui sola.
En la casa que correspondía llevar la imagen, generalmente se avisaba dos días antes, no había nadie. Fui a la siguiente, me dijo que era de otra religión, en la tercera, rechazaron la visita. Llegué a una cuarta familia, me atendió una jovencita, le dije cuál era mi misión y me hizo pasar. Otra señora joven conversó conmigo y aceptó a la imagen de María. Me dijeron que no sabían rezar. Les entregué un rosario y un folleto, me senté con ellas a rezar. Muy silenciosas y con respeto me acompañaron hasta la puerta. Quedé con ellas que en dos días otra persona iba a retirar la imagen.
Al llegar a la casa de doña Manuela y contarle dónde había dejado la Virgen, ella puso el grito en el cielo.
-Hay Dios mío que hiciste.
-¿Qué pasa? fueron muy amables -respondí.
-En esa casa hay un prostíbulo - me dijo horrorizada.
-Ellas también son hijas de Dios –respondí- no hay nada de malo.
Pero la buena señora no entraba en razones. Se había enojado mucho conmigo, tanto que me sentí culpable de algo que ni sabía qué era.
De allí me fui a la Parroquia a preguntar al Párroco si estaba mal mi acción. Después de escucharme se largó a reír y me dijo: María es para todos los corazones que deseen recibirla. No te has equivocado.

A veces juzgamos porque sí, sin analizar el por qué suceden las cosas.
Experiencias de la vida de una catequista.

lunes, 11 de junio de 2012

Ministerio de la Eucaristia

Estamos en un mes muy especial por eso me gustaria compartir el trabajo de los ministros encargados de llevar la eucaristia a los enfermos:
"Nosotros llegamos a ser lo que recibimos".¿ Mi ministerio es un proyecto de vida en el que me entrego como Jesus?
    Pero sabemos que la Eucaristia nos transforma y renueva interiormente, a punto tal de ser otros Cristos-como dice San Pablo- ¡Si! Podemos con el Apostol decir: ¡es Cristo que vive en mi. Entonces todo lo que venimos refleccionando adquiere su justo lugar. La vida cristiana no es una simple imitacion exterior, sino que se trata de dejar a Cristo actuar en nosotros. El ministro de la sagrada comunion debera imitar al Señor, pero esto debera surgir de una espiritualidad profunda: participar de la misma Vida del Señor...
    Y entonces nuestro ministerio puede ser presentado como el de "ser Eucaristia" para los demas. Y por ser Eucaristia, debemos ser anticipo de lo definitivo, presencia del Reino, una comunion nueva, germen de vida, esperanza para los hombres. Ser Eucaristia es tomar conciencia que la fe y la salvacion no son hechos aislados; que estamos llamados como catequistas a ser fuente de unidad y constructores de comunidad, Ser Eucaristia es vivir la fraccion del pan, y trabajar en consecuencia, desde nuestro ministerio, por una mayor igualdad, un sentido de solidaridad y un  mundo mas fraterno. Ser Eucaristia, es estar siempre disponible y cercano, especialmente del pobre y del que sufre.
LA VIDA CRISTIANA NO ES UNA VIDA SIN PROBLEMAS, ES TENER PROBLEMAS POR AMAR COMO JESUS, CON LA PRESENCIA DEL ESPIRITU SANTO EN NUESTRA VIDA.

Todo lo escrito lo vamos recibiendo de nuestros pastores en los encuentros de espiritualidad.

Paz y bien.