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martes, 3 de mayo de 2011

La vieja tacaña.



He encontrado un cuento del Padre Mateo Bautista, me resultó muy simple y aleccionador.Acá va...



Era una señora Anciana que nunca pensaba en los demás. ¡Que poco generosa que era!
Un día un mendigo, un miserable mendigo pasó por su puerta y le pidió:
—¡Por el amor de Dios, una limosna por favor!
La vieja lo miró con asco y repugnancia. El hombre insistió.
—¡Una limosna por el amor de Dios!
La vieja que en realidad iba al basurero a tirar una planta de lechuga podrida, al ver que una hoja estaba sana, se la arrojó al pobre hombre.
—¡Toma y lárgate de una vez!

Paso el tiempo y la señora murió. Y como era de esperar, en vez de subir a los cielos, la mujer cayó de cabeza en el infierno.
Una mañana que el Señor leía el libro de la vida se encontró que aquella mujer estaba en el infierno.
—Pedro…
—Sí Señor, ¿qué sucede?
—¿Cómo es que está señora, fue al infierno?
Pedro le explicó lo mala y avara que la mujer había sido en vida.
—Pero aquí dice que una vez le dio una planta de lechuga a un pordiosero.
—Si Señor, lo que no dice es que la planta estaba podrida.
—Pedro, una hoja estaba sana… y ese mendigo era yo mismo.
—¡Señor!
—Toma la hoja y con ella trae a la anciana al cielo.
Obediente, Pedro tomó la hoja sana de la lechuga y con ella bajo al infierno.
—Clorinda… ¡Clorinda Benítez!
Al rato se escuchó la respuesta:
—¿Quién me llama?
—Soy Pedro. El Señor dice que hubo una equivocación, porque una vez le diste una hoja de lechuga a un pordiosero. Acá te mando la hoja, sube.
Rápidamente, Clorinda se aferró a la hoja tratando de ascender. Pedro tiraba y la vieja subía. Los demás condenados al ver la posibilidad de salir del infierno, se prendieron a sus piernas y los otros a los otros. Al rato era una cadena humana todos agarraditos de Clorinda. La vieja al notar que todos se prendían de ella, comenzó a dar patadas a diestra y siniestra, gritando:
—Fuera desgraciados, fuera, que planta de lechuga podrida era mía.
Y en ese momento… la hoja se rompió.

La solidaridad
es algo más
que dar.


Rosa

8 comentarios:

  1. Hermosa lección, para guardarla en el corazón y nunca olvidarla, la avaricia y otras cuantas son las maleza que crecen en el huerto de nuestras almas.
    Un abrazo.
    Ambar.

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  2. Pobre Clorinda...cachissssss
    Buena historia, me la aplico Rosa de pe a pa...Un abrazo. Siempre abiertos a Dar sin cansarnos!!aunque a veces no demos nada...ay, que pobres somos....

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  3. ES VERDAD, TODO SE PUEDE DAR, MENOS LO QUE NO SE TIENE, HAY PERSONAS QUE NUNCA CONOCIERON EL AMOR, QUIZÁS POR ESO MISMO, DIOS LES DE UNA MANO EN SU HORA FATAL
    SALUDOS AMIGA MIA

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  4. Rosa, gracias por entrar y comentar en Tijerasdepapel. Aleccionadora historia la que cuentas. Como eres argentina, lee una entrada de mi blog que se titula Viaje de ida, tiene relación con tu país. Está a la derecha.
    Saludos

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  5. Hola chicas. Este post me lo llevo para mis sobrinitos. Una historia para pensar.
    Veo aquí a mis amigos queridos, Abu y Antorelo.

    Un saludo enorme desde Salta.

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  6. Hola, Rosa e Isabel:

    Qué buena enseñanza nos deja esta historia, de nada sirve el dar si no se acompaña con el amor y la buena voluntad.

    Gracias por visitarme.

    Abrazos.

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  7. Gracias por pasar por mi blog, porque de ese modo pude conocerte.
    Me gusta mucho tu rincón, por eso me quedo como seguidora.
    Esta historia es muy valiosa, porque nos enseña que la solidaridad realmente nos salva a todos...
    No miremos a quien ayudamos, solo hagámoslo.
    Dios se ocupa de todo lo demás.

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