Revisando mis papeles de
catequesis he remozado algunos recuerdos que tenía olvidados. Por ejemplo que
la práctica de la cuaresma comenzó en el siglo IV. Era un tiempo de penitencia
y de renovación a la que se ayudaba con
el ayuno y la penitencia. Era un
rito que se seguía rigurosamente.
Los cuarenta días recuerdan los
cuarenta días del diluvio, los cuarenta días de Moisés y Elías en la montaña y
los cuarenta días de Jesús en el desierto. La cifra cuarenta es en la Biblia un
número simbólico.
Hoy la forma de vida y los cambios en la Iglesia han aligerado
tanta rigurosidad, pero se sigue conservando el espíritu penitencial y el deseo
de conversión.
Recuerdo un sacerdote que preguntaba: ¿qué te duele más, dejar de
fumar por cuarenta días o no comer carne los viernes?
Fumar, respondía la mayoría.
Entonces no fumes y ofrece al Señor el sacrificio.
Visita al enfermo, en especial a ese que no soportas y serás una
sonrisa ante nuestro Señor.
Y agregaba:
Cumplir ritos por costumbre, no nos ayuda a crecer como
cristianos, debemos esforzarnos en hacer
aquello que más nos cuesta y hacerlo pensando en la gloria de Dios.
Buena semana de cuaresma.