María de Lourdes,
Madre y protectora,
tesoro del cielo
guardiana del amor.
Cuantas veces llegué ante tu gruta,
embargada de tristeza
y tu sola presencia, calmo mi penar.
María de Lourdes,
de la mano de mi madre
entré a tu casa
por primera vez
y también de su mano
la llevé; muy anciana
a beber de tu agua que calma el dolor.
Virgen de Lourdes,
defensora de los tristes,
consuela al humilde,
escucha su voz.
Que nadie te olvide,
y que cada 11 de febrero
tu casa se alegre con cantos de gloria,
que las oraciones besen tus manos,
se eleven al cielo cual palomas blancas,
y alegren al Cristo,
bendito de Dios.
María de Lourdes, madre y sol naciente,
bendice a los hombres que trabajan por la paz.
Santuario de la Virgen de Lourdes en Santos Lugares, provincia de Buenos Aires.