El lobo harto y la oveja
Qué valentía supone buscar
con pasión la verdad, sin transigir con las excusas que nos vuelven esclavos de
nuestras mentiras. Sólo la verdad nos hará libres, dijo Jesús. Libres y
auténticos, al reconocer con sensatez nuestras “fortalezas” y “debilidades”. No
es fácil porque vivimos en un entorno de convencionalismos y máscaras.
Un lobo hartado de comer
vio a una oveja tendida en el suelo. Dándose cuenta que se había desplomado
simplemente de terror, se le acercó, y tranquilizándola le prometió dejarla ir
si le decía tres verdades. Le dijo entonces la oveja que la primera es que
preferiría no haberlo encontrado; la segunda, que como ya lo encontró, hubiera
querido encontrarlo ciego; y por tercera verdad le dijo: -¡Ojalá, todos los
lobos malvados, murieran de mala muerte, ya que, sin haber recibido mal alguno
de nosotras, nos hacen una guerra cruel! Reconoció el lobo la realidad de
aquellas verdades y dejó marchar a la oveja.
Vivir con sinceridad es decidirte a
hablar con la verdad en la mano aunque a veces te cueste; a no valerte de una
mentira para salir de una dificultad o librarte de una responsabilidad; a no
mentir para que los demás piensen algo bueno de ti; a reconocer con honestidad
cuando te has equivocado sin tratar de justificarte. He aquí un camino exigente
de grandeza moral.
P. Natalio