El domingo mientras escuchaba la homilía de la
Transfiguración de Jesús (Lc 9, 28-30) pensaba en los Apóstoles que acompañaban
al Señor (Felipe, Juan y Santiago) Imaginé su asombro al ver a Jesús transfigurarse y que sus
vestidos tornaban a un blanco brillante. Que mezcla de admiración y temor los debe haber unido al ver aparecer a Moises y a Elias.
El sueño los vencía, sin embargo dijeron a su
maestro; “Es bueno quedarnos aquí”
Habían sido elegidos para manifestar lo que estaban
viviendo. Recibieron la gracias de escuchar la voz del Padre diciendo; “Este es
mi hijo, el elegido, escuchadle”
Estaban siendo fortalecidos para dar testimonio de Dios. Eran testigos de
un acontecimiento que aún no lograban descifrar.
Pronto comenzaría su misión ante los pobres, los
enfermos, los marginados del mundo.
También nosotros somos testigos de situaciones que
no logramos descifrar, solo la fe nos
mantiene en ciertos momentos. Sabemos que para llegar al domingo de gloria hay
que vivir el viernes santo y que solos no podemos. Como los apóstoles no
pudieron solos, necesitaron las vivencias con el maestro para salir y cumplir
su misión.
A nosotros nos ayudan los sacramentos y la palabra que los apóstoles
nos legaron.
Se acerca Semana Santa, oremos al Padre para que nos
muestre el camino hacía nuestra salvación.
Que seamos islas de misericordia en el mar de la
indiferencia, Papa Francisco.