1ª de
Julio
Día de
la preciosa Sangre de Cristo
La
devoción a la Preciosa
Sangre a lo largo del s. XIX y durante gran parte del s. XX
planteó a la sangre de Cristo como signo del amor de Cristo. La contemplación
de los derramamientos de sangre de Jesús tuvo la intención de remover las
emociones de contrición, celo por las cosas de Dios, y el compromiso a una vida
cristiana más profunda. Éstos son valores fundamentales para la vida cristiana.
Fue
María De Mattias, junto a Gaspar del Búfalo, quienes llevaron a conocimiento y
adoración la sangre de Jesús.
¡Alégrate!
La Sangre de
Jesús te salvó y rescató cuando de su costado
“brotó sangre y agua” (Jn 19,
34). Cristo Jesús, muerto y resucitado, nos
donó
la vida nueva en su Sangre preciosa, ¡bendigámoslo ahora y
siempre!
En efecto, a los pies del Crucifijo nació la santa Iglesia cuando
del
corazón traspasado de Jesús brotó sangre
y agua, símbolo de los
sacramentos
y del Espíritu Santo.
Con
Jesús en la mente y en el corazón, donde quiera nos encontremos, con el coraje
y
la bondad de María De Mattias, recorramos el camino
nuevo del discernimiento que nos
llevará
en los senderos de Dios y al total abandono en el Señor. El discernimiento nos
ayudará
a redescubrir siempre más la belleza del seguimiento que no tiene otro motivo
más
que el de Jesús y su Reino.